Víctima de tortura de la era franquista espera romper el "muro de la impunidad" de España

Apenas unos meses antes de la muerte del dictador español Francisco Franco en 1975, Julio Pacheco Yepes dice que fue arrestado y torturado por la policía por pertenecer a un movimiento clandestino de izquierda que se oponía al régimen.

Ahora, casi cinco décadas después, Pacheco Yepes se dispone -en una audiencia que comienza el viernes- a convertirse en la primera víctima de la dictadura de Franco en testificar ante un juez español que investiga denuncias de tortura.

"Podría abrir una grieta en el muro de impunidad que nosotros (las víctimas) hemos tenido que sufrir durante tanto tiempo", dijo a la AFP este hombre de 67 años en su casa de Vallecas, un barrio obrero del sureste de Madrid, en referencia a el pueblo que sufrió la represión durante el gobierno de Franco (1939-75).

"Es un hito importante. Tengan en cuenta que todo esto ocurrió hace casi 50 años. Hasta ahora, nadie, ningún juez, ha aceptado una demanda ni escuchado testimonio en el tribunal. Esta es la primera vez".

A lo largo de los años, se han presentado alrededor de un centenar de demandas por presuntas torturas sufridas durante el franquismo, pero ninguna de ellas fue admitida, según asociaciones de víctimas.

Los jueces han argumentado que la ley de amnistía aprobada en 1977 durante la transición de España a la democracia hizo imposible procesar los delitos cometidos por opositores políticos del régimen o aquellos perpetrados por "funcionarios públicos y agentes del orden público", como la policía.

Pero muchas víctimas de la era franquista, como Pacheco Yepes y su esposa Rosa María García Alcón, quien también fue arrestada en 1975, argumentan que la tortura es un crimen contra la humanidad que no puede estar cubierto por una amnistía y un plazo de prescripción.

"Lo que se impuso (en España) fue un pacto de silencio y han sido necesarios muchos años" para romperlo, dijo García Alcón, de 66 años, que dirige la asociación de víctimas de La Comuna.

En agosto de 1975, Pacheco Yepes y García Alcón, adolescentes que salían juntos en ese momento, fueron arrestados por su participación en el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP), un movimiento estudiantil de izquierda opuesto a Franco. .

Los llevaron a la sede de la policía en la madrileña Puerta del Sol, que fue utilizada como centro de detención y tortura durante la dictadura.

Dicen que varios agentes los torturaron allí durante días antes de encarcelarlos por "terrorismo".

En diciembre de 1975, un mes después de la muerte de Franco, la pareja quedó en libertad bajo fianza. Varios meses después fueron indultados.

En 2018, García Alcón presentó una demanda contra uno de los dos policías que, según ella, la torturaron, pero los tribunales no la admitieron.

También subirá al estrado el viernes como testigo en el caso presentado por su marido.

Ella dice que una de las formas en que la policía lo torturó fue obligándolo a mirar cómo la lastimaban.

Pacheco Yepes presentó su demanda contra cuatro de sus presuntos torturadores en febrero, pocos meses después de que el gobierno de izquierda del primer ministro Pedro Sánchez aprobara la ley de memoria democrática en honor a las víctimas de la violencia y la persecución bajo Franco.

La ley se opuso a la derecha, que dijo que sólo reabriría las heridas del pasado de España.

Pacheco Yepes afirmó que fue difícil reunir la documentación que sustentara su caso, dada la "total" falta de voluntad de organismos públicos como el Archivo Nacional para "cooperar".

Aunque le gustaría ver a sus presuntos torturadores "sentados en el banquillo", si el juez finalmente decide no procesarlos, seguirá siendo un importante recordatorio de "lo que era el franquismo", afirma.

Esto es particularmente importante en un momento en el que el partido de extrema derecha Vox está ganando terreno y hay "una fuerte corriente" de nostalgia por la época de Franco, afirma.

"La única manera de luchar contra esto... es mostrando cuán políticamente atrasada estaba (la dictadura de Franco)", dijo a la AFP.

"La única manera de cerrar las heridas es con la verdad... Si no lo haces, siempre sangrarán."